INTEGRIDAD

 

INTEGRIDAD

Cuando escuchamos la palabra "integridad", la asociamos con honradez, respeto, disciplina y moral correcta. Y estamos en lo cierto. La integridad implica incorruptibilidad moral. Aunque suene inalcanzable, hay personas que podemos considerar íntegras, aunque no lo sean al cien por ciento.

La integridad podría parecer una palabra fuera de contexto o anticuada, pero seamos honestos: en un mundo donde a menudo parece que quienes hacen mal son favorecidos, la integridad sigue siendo relevante.

Aunque no existan personas completamente íntegras, hay quienes tienen buen nombre, buena reputación y buen testimonio. Pero, ser íntegro no es algo para exhibir solo en público, también debe ser en privado, cuando nadie te ve.

Una vez escuché una conferencia de Yokoi Kenji, quien contó una anécdota que me gustó mucho, de cuando vivía en Japón. Aquí dejo la transcripción (solo una parte):

“…iba corriendo, tenía una urgencia, iba para la casa, tenía que pasar una avenida llamada […] allí hay un semáforo peatonal, y yo iba corriendo y con una urgencia dije, `me paso el semáforo peatonal en rojo, yo soy latino, se esquivar carros muy bien, y llego a la casa, pero no voy a esperar un semáforo peatonal, en la noche donde no pasan carros´. Y cuando iba a pasar el semáforo peatonal, justo había un japonés ahí, que se detuvo porque se puso en rojo y se quedó quieto. Y yo pensé `típico japonés, va a esperar un semáforo, aunque no pasen carros, yo si me paso al japonés y me paso esa avenida´ y cuando los iba a pasar, tuve que frenar en seco y quedarme al lado, porque era mi padre.

- ¿Qué está haciendo papá?

- Esperando el semáforo ¿no ve?

- Si, pero a esta hora no pasan carros.

- A esta hora no pasan carros.

- Por eso.

- ¿Por eso que?

- Aquí no hay cámaras.

- ¿Cámaras para qué?

- Pues que nadie nos esta viendo, pasemos, yo tengo una urgencia.

Y me pego un grito en japonés que hasta hoy tiene eco en mi vida: -yo me estoy viendo.”

Que buen ejemplo, ¿no? 

Esa anécdota me recordó la vida de José (Génesis. 3739-50) quien fue integro en todo momento. Además de saber que él mismo se veía, sabía que Dios lo veía.  Y a pesar de todo lo que le sucedió, Dios lo protegió y, a su debido tiempo, lo bendijo grandemente, siendo también una bendición para muchos otros. (Recomiendo leer su historia para quienes no lo han hecho).

Vale la pena ser íntegro y honrado, y aunque todo parezca empeorar, a Dios es a quien debemos agradar, El me ve y yo también me veo.

(tomado de un diario secreto, 17/07/2016)



Comentarios