En Sus Manos

 En Sus Manos

(Tomado de un diario secreto 03/08/2021)

Desde ayer he estado sintiéndome deprimida y, aunque al principio no entendía la razón, le pedí a Dios que me ayudara. Confiaba plenamente en que Él lo haría, pero también quería comprender qué me estaba ocurriendo. Hoy, después de reflexionar y orar, finalmente logré identificar la causa de mis sentimientos.

Hace unos días me di cuenta de algo importante: no estaba aceptando completamente la voluntad de Dios en un aspecto muy personal de mi vida. Durante casi 18 años me había resistido a aceptar la posibilidad de casarme, incluso si era lo que Él quería para mí. Era un tema que había evitado enfrentar, pero recientemente tomé la decisión de rendirme ante Su voluntad. Decidí que, si Él desea que me case, estoy dispuesta a hacerlo. Ese acto de entrega trajo paz a mi corazón, y desde entonces siento que descanso en esa confianza.

Sin embargo, hoy me di cuenta de que esa paz estaba acompañada de un sentimiento de tristeza, y finalmente entendí el motivo. En todos esos años en los que rechacé la idea del matrimonio, también me cerré a las relaciones amorosas. Conocí a varios chicos que se interesaron en mí y que incluso me pidieron ser su novia, pero siempre me negué porque no sentía interés en esas cosas. Ahora me pregunto si, al tomar esa actitud, perdí la oportunidad de experimentar lo que es estar en una relación, algo que muchos de mis conocidos sí han vivido. Ese pensamiento es lo que me llevó a sentirme deprimida, como si hubiera perdido algo valioso.

En medio de esta lucha emocional, Dios trajo a mi mente un recuerdo especial. Cuando era niña, hice una oración muy específica: le pedí que, si Él decidía que me casara, solo fuera con un hombre y que ese hombre fuera también mi único novio. No quería pasar mi tiempo con otra persona que no fuera la que Él había planeado para mí. Al recordar esta oración, algo cambió en mi corazón. Me di cuenta de que Dios toma muy en serio lo que le pedimos, y creo firmemente que cumplirá ese deseo que le expresé hace tantos años.

No sé cuándo llegará ese momento, pero ahora, más que nunca, siento esperanza y confianza en que su plan para mí es perfecto. Aunque todavía me invaden pensamientos de lo que pudo haber sido, me consuela saber que mi vida está en Sus manos. Solo necesito seguir descansando en Él, confiando en que su tiempo y su propósito son siempre los mejores.



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