Cuando el alma se distrae del cielo.
Cuando el alma se distrae del cielo
(Tomado de un diario secreto 14/abr/2018)
Cuando realmente amamos a Dios, nuestro mayor deseo es obedecerle y vivir conforme a su voluntad, tal como lo enseña 1 Juan 2:3-6. Hace poco escuché una prédica que me confrontó de una manera muy especial. El predicador mencionaba que hay cristianos que asisten fielmente a la iglesia, participan en las actividades y hasta sirven en diferentes ministerios; sin embargo, en lo más profundo de su corazón tienen un fuerte apego al mundo. Por fuera su testimonio puede parecer intachable, pero por dentro anhelan lo que la gente del mundo hace y disfruta. Eso es algo serio y peligroso, porque refleja una vida dividida, una adoración que no es genuina. Inmediatamente recordé lo que dice Isaías 29:13: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí”.
Al escuchar esas palabras, tuve que reconocer que yo mismo he estado en esa condición en algún momento. No es fácil admitirlo, pero hubo un tiempo en el que me di cuenta, que mi corazón no estaba completamente entregado. A pesar de que buscaba servir y aparentaba estar bien delante de los demás, dentro de mí había deseos que no agradaban a Dios. Eso me llevó a reflexionar y, por la gracia del Señor, pude arrepentirme sinceramente y recibir su perdón. Desde entonces comprendí la importancia de ser vigilante y cuidar cada área de mi vida para no volver a caer en lo mismo.
Uno de los tropiezos que enfrenté fue la música. Durante un tiempo empecé a escuchar canciones seculares y, peor aún, melodías que se presentaban como cristianas, pero que en realidad no llevaban a adorar a Dios, sino que exaltaban más los deseos de la carne. Esto es engañoso, porque aunque pareciera algo inofensivo, poco a poco iba robando mi atención de lo verdaderamente importante: la presencia de Dios. Reconozco que no siempre era porque otros ponían esa música, sino que yo mismo la buscaba, permitiendo que entrara en mis pensamientos y me apartara de lo que debía cultivar: una mente enfocada en Cristo.
Fue en medio de esa lucha que, al escuchar la prédica, reaccioné. Sentí que Dios me hablaba directamente, recordándome que mi deleite debía estar en Él y no en lo que ofrece el mundo. Pensar en Cristo, meditar en su amor y en su sacrificio, me ha ayudado a reenfocar mis pensamientos. Poco a poco estoy retomando un buen caminar con el Señor. No puedo negar que aún hay áreas en las que necesito cambiar, cosas que debo rendir completamente, pero confío en que Dios está obrando en mí. Él me está ayudando a quitar todo lo que estorba y a fortalecer mi relación con Él.
Hoy entiendo que seguir a Cristo no es solo un acto exterior, sino un compromiso profundo del corazón. La verdadera obediencia se refleja en los pensamientos, en los deseos y en las decisiones diarias. No quiero quedarme en una apariencia de fe; anhelo que mi vida entera muestre un amor sincero hacia Dios. Y aunque el proceso sea lento, tengo la certeza de que Él nunca abandona a quienes lo buscan con un corazón humilde.

Así es, q bonito lo transmites... A veces nos enfocamos tanto en cosas del mundo que olvidamos lo que quiere verdaderamente Dios Deuteronomio 10:12... Hay cosas q para El si es importante que lo cumplamos como dijo Mateo 24:20 Hasta el último de los días debemos de guardar el Día de Reposo. O como dijo Marcos 14:16 Jesús celebró la Pascua (y no la Pascua de Resurrección a eso no se refiere) Juan 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna (esa es la Pascua)... Así como también las fiestas solemnes Levítico 23:1-27...Solo agrandando a Dios, cumpliendo sus leyes y mandamientos, podremos ingresar al reino celestial. Soy de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial. <3
ResponderBorrar🙂 ' Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;' Efesios 2:8
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