Soltar el Afán, Abrazar la Fe

(Tomado de un diario secreto 8/feb/2018 )

A lo largo de mi vida, he pasado por momentos en los que la impaciencia se apodera de mí. Quiero las cosas de inmediato, como si todo tuviera que suceder en este preciso instante. Aunque en mi corazón sé que el tiempo de Dios es perfecto, a veces me cuesta aceptarlo y me encuentro deseando que sus planes se cumplan según mis propios tiempos. Pero esa prisa, ese afán de quererlo todo ya, me ha llevado a cometer errores y enfrentar situaciones que, siendo sincera, hubiera preferido evitar.

Sin embargo, cada una de esas experiencias me ha dejado una enseñanza valiosa. Han sido lecciones que, aunque dolorosas en su momento, me han ayudado a crecer, a fortalecer mi fe y a entender que en Dios siempre encuentro descanso. Aprender a confiar en Él no ha sido fácil, pero en cada caída y en cada obstáculo he descubierto que su amor me sostiene.

Pienso en el águila que, al extender sus alas, no lucha contra el viento, sino que se deja llevar por él, elevándose con gracia en los cielos. Así es estar en la presencia de Dios: no se trata de aferrarse al control ni de resistirse a lo que viene, sino de rendirse con confianza y permitir que sea Él quien guíe cada paso.

Señor, enséñame a descansar en Ti. Ayúdame a confiar plenamente, a soltar mis temores y a vivir cada día con la certeza de que Tu tiempo es el mejor. Que mi corazón aprenda a esperar sin ansiedad, con la paz de saber que en Ti todo tiene su propósito y que, al igual que el águila, puedo elevarme sin temor en Tu amor infinito.