Al volver Jesús ¿hallará fe en la tierra?

Al volver Jesús, ¿hallará fe en la tierra?

(tomado de un diario secreto 16/jul/2017)

Lucas 18:8 dice “... Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

Siempre me ha intrigado esta pregunta. Por mucho tiempo creí que la fe a la que Jesús se refería tenía que ver con milagros sobrenaturales, y quizás sí, pero no completamente. Creo que el tipo de fe a la que más se refiere este versículo es la que se ilustra en Santiago2:14-26:

“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”

Es decir, la fe está directamente vinculada a las obras, pero no a cualquier tipo de obras, sino a aquellas que se realizan con amor genuino hacia los demás. Estas acciones no deben ser llevadas a cabo con fines egoístas ni buscando obtener reconocimiento, sino que deben surgir del deseo sincero de ayudar y servir a los otros. Este tipo de obras reflejan una fe viva y auténtica, ya que no se trata solo de creer o declarar nuestra fe, sino de actuar conforme a lo que creemos, mostrando compasión, empatía y desinterés por nuestros propios intereses. Sin embargo, en la sociedad actual, parece que las personas han olvidado esta conexión entre fe y obras. La mayoría busca su propio beneficio, sin importar a quién tengan que empujar, menospreciar o incluso pisotear para escalar social o económicamente. El mundo se ha vuelto un lugar donde prevalece el individualismo, y muchas veces el éxito personal se mide por lo que uno puede lograr sin detenerse a pensar en los demás.

Este enfoque egoísta de la vida no solo afecta a las relaciones con desconocidos, sino que incluso se ha infiltrado en los vínculos más cercanos, como con la familia y los amigos. Vemos cómo muchas personas, en su afán de satisfacer sus propios deseos o ambiciones, dejan de lado a aquellos que más los necesitan. No es raro observar cómo las relaciones familiares y amistades se ven afectadas por la falta de atención y apoyo mutuo, algo que contrasta enormemente con la fe que Jesús nos enseñó.

Por eso, al observar el estado actual del mundo, me hace pensar que estos tiempos son una señal de que la venida de nuestro SEÑOR Jesucristo está cada vez más cerca. La Biblia nos advierte sobre los últimos días y cómo los corazones de muchos se enfriarán. Las señales parecen estar a nuestro alrededor: un aumento en el egoísmo, la indiferencia hacia los demás y la pérdida de valores esenciales como el amor y la compasión. Todos estos comportamientos me llevan a reflexionar sobre la proximidad del regreso de Cristo y la urgencia de cultivar una fe que sea visible a través de nuestras acciones diarias.

Por eso, cuando Jesús preguntó: “… ¿hallará fe en la tierra?” no creo que se refiriera solo a la creencia intelectual o a una fe que se manifieste en lo sobrenatural, sino a una fe tangible, una fe que pueda verse y sentirse a través de nuestras obras de amor hacia los demás. Me parece que Jesús estaba cuestionando si, al final de los tiempos, encontrará personas que vivan una fe activa, que demuestren su devoción no solo con palabras, sino con acciones concretas que beneficien a aquellos que los rodean. Esta pregunta nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestra vida y nuestras relaciones, y a preguntarnos si estamos siendo verdaderos ejemplos de la fe que proclamamos.

Una película que disfruté mucho y que creo que refleja muy bien este concepto de fe es “Little Boy”. Esta película ofrece una hermosa enseñanza sobre cómo la fe debe ser pura, sencilla y llena de disposición, como la de un niño. Nos recuerda que no se trata de una fe complicada o imposible de alcanzar, sino de una confianza absoluta en Dios y en su amor por nosotros. Además, nos inspira a tener una actitud abierta y a actuar con bondad, tal como lo haría un niño que confía plenamente en el amor de su Padre Celestial.


La lista que te ayudara para crecer en tu fe en Cristo:



Y les dejo el tráiler de la película


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