Libertad para hacer lo que no quiero.
Libertad para hacer lo que no quiero.
Una noche de fin de año, mi mamá y yo estuvimos hablando sobre la vida cristiana. Le comenté que me incomodaba ver a tantas personas que se decían cristianas pero no tenían un buen testimonio. Podían estar en un ministerio, sirviendo en la iglesia, pero actuaban como si fueran del mundo y eso me enojaba mucho. Mi mamá me recordó que si Dios nos permite ver esas situaciones, es para que tengamos paciencia y oremos por ellas, siendo más como Cristo.
Continuamos reflexionando sobre por qué las personas que han aceptado a Cristo tienden a vivir agradando al mundo. Concluimos que puede ser por la situación actual. En nuestro país, tenemos libertad para expresarnos, para decidir qué profesamos y para buscar a Dios. Pero esa misma libertad nos ha llenado de flojera. No nos prohíben orar, leer la Biblia, ni hablar de Cristo a otros. Es una gran bendición poder hacerlo, pero al saber que podemos, tendemos a pensar que tenemos mucho tiempo y lo dejamos para otra ocasión. Esto nos está arruinando poco a poco.
“La libertad nos ha alejado de
Dios”. Fue nuestra conclusión final.
En muchos países, los cristianos sufren persecuciones, y eso no los aleja de su fe, sino que su testimonio se convierte en ejemplo y cada día se añaden más a la iglesia. Yo pensaba que por el hecho de sufrir, era más difícil seguir a Cristo. Pero viéndolo desde otra perspectiva, somos nosotros quienes somos más probados y nos cuesta más seguir a Cristo como debe ser. ¿Por qué? Porque tenemos libertad para buscarlo y consagrarnos, vivir en integridad y con buen testimonio, pero aceptamos cosas que pertenecen al mundo. Nuestra libertad nos ha esclavizado a cosas no buenas, dejándonos llevar por las corrientes de este mundo, aprovechando la libertad para hacer lo que creemos querer.
Si lo analizas bien, cuando sufres persecución o martirio, esas cosas aumentan tu fe y te definen en Cristo. Pero la libertad para hacer estas mismas cosas, hace que pienses que tienes suficiente tiempo para escoger hacerlo después, desperdiciando tu vida en cosas que no agradan a Dios, aun cuando dices que eres cristiano.
Piensa en esto: si te quieren torturar o asesinar por ser cristiano, puedes escoger seguir con tu fe o dejarla. Pero sin persecución, es decir, con libertad, puedes seguir llamándote cristiano aunque aceptes vivir como el mundo.
En mi opinión la persecución te define.
¡Ten cuidado!
No juegues a ser cristiano.
Cristo viene pronto por una iglesia santa.
Ahora, por curiosidad… Si vives en un país como el mío, ¿cómo utilizas tu libertad? Si sufres persecución por la causa de Cristo, ¿ha aumentado tu fe?
Medítalo.
(tomado de un diario secreto, 01/01/2017)
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