¡Dios, tu no olvidas tus promesas, las cumples! Recuerdo a una chica que, cuando tenía 13 años, hizo una oración. Aunque no recuerdo las palabras exactas, sé que le pidió a Dios que nunca la dejara apartarse de Él. Le rogó que, si en algún momento ella decidía alejarse, Él le tuviera paciencia, pero también que la mantuviera cerca, sin dejarla ir. Le pidió paciencia porque sabía que ella se enojaría si Él no la dejaba alejarse. Han pasado muchos años, y esa chica ahora es adulta. Por lo que he escuchado, agradece mucho a Dios por cumplir esa promesa. Después de hacer esa oración, enfrentó varias dificultades y momentos en los que quiso alejarse de Dios, pero nuestro Señor le tuvo paciencia, le brindó más de su amor y no la dejó ir. Ahora, reconoce que esa oración que hizo entonces, con algo de ignorancia según ella, era parte del propósito de Dios. Y la promesa sigue vigente. Gracias, Dios mío. Me siento afortunada y muy dichosa por haberte conocido. Gracias por escogerme, por tener...