Obedecer a Dios
Obedecer a Dios Dios, a veces quiero actuar fuera de tu voluntad y hacer lo que creo que deseo. Pero cuando empiezo a obedecerte, todas las cosas se ponen a mi favor, o más bien, a tu favor, ¿cómo lo explico? Todo empieza a ir como realmente quiero. Obedecerte, conocerte y amarte es lo mejor. ¿Por qué obedecer a Dios? Obviamente por mi propio bien. Pero me cuesta. ¿La razón? Mis deseos o impulsos. Aunque suene tonto, son deseos que realmente no deseo. Es como un simple anhelo de realizarlos, quizá por el mismo motivo que Eva comió del fruto prohibido: un deseo de hacer lo que no debía. Es un deseo de hacer algo que no es necesariamente malo, pero que hace daño. Un deseo que, al cumplirlo, afecta tu vida, puede hacerte sentir mal, desnudo, asqueroso, y puede incluso causarte la muerte. Son deseos carnales que van en contra del Espíritu de Dios. Deseos que quizás no parecen pecado, pero no me convienen. Y si Dios no quiere que lo haga, ¿por qué lo cuestiono? ¿Por q...